El ser humano ha ido adquiriendo en su desarrollo y evolución enormes ventajas adaptativas en relación con otras especies animales. Hemos desarrollado un lenguaje complejo que nos permite hablar, pensar y construir realidades que sólo existen en nuestra imaginación. En esta increible ventaja reside también una gran debilidad que nos hace especialmente vulnerables frente al estrés: Podemos autocrear innumerables amenazas.
Las diferentes condiciones de vida conllevan diferentes exigencias y demandas que afrontar. Hay personas que tienen más contrariedades y amenazas que otras y, por tanto tienen más probabilidades de sufrir mayor desgaste y mayor dificultad para reponer energías. También es verdad, sin embargo, que, ante una misma fuente de estrés y ante las mismas condiciones de vida, hay personas que reaccionan de manera diferente a otras. Los seres humanos tenemos biografías diferentes y hemos aprendido a reaccionar y a pensar de manera diferente.